En el fondo, todas las personas tenemos un YO racista, aunque sea pequeñito. Ante una pregunta directa, seguramente
la respuesta de todos hacia el racismo seria negativa y tajante. Pero de vez en
cuando, es imposible evitar pensar ,en decir algunas de estas cosas:
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No me relaciono con ellos, pero no soy racista.
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No me gusta que me quiten el trabajo, pero no soy racista.
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No quiero que estudien con mis hijos, pero no soy racista.
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No deseo a mi hija que esté casada con un negro, pero no soy
racista.
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No creo en la democracia, pero no soy racista.
Anda que no hemos escuchado veces frases como estas, o
parecidas. Parecen expresiones fruto de alguna mente RACISTA, todas ellas juntas, y, sin embargo, forman parte de
nuestra cotidianidad y son un retrato en vivo de la personalidad racista. En
más de una ocasión seguro que todos hemos tenido opiniones de este tipo. Yo no
soy racista, no hay "peros”.
SI miramos a otro lado, no
evolucionamos, no mediamos, transformaremos el racismo en una cosa insignificante
y soberbia. Hay que saber que existen leyes que penan la tentación al rencor
racial. También hay que saber que existen asociaciones y movimientos sociales
que pelean contra todas las formas de racismo …
La vida merece respeto. Nadie
tiene derecho a humillar ni a despreciar a otra persona, porque al fin y al
cabo, seamos negros, blancos o de la India, todos somos iguales, seres humanos.
Cada cual merece un trato con dignidad. Con tu consideración a los demás, le ofreces,
un recompensa a la vida en lo que tiene de hermoso, de maravilloso, de diferente
e inesperado. Es una declaración de respeto hacia una mismo.